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Cartas de Dionisio Areopagita

by en 20 agosto, 2010

EPÍSTOLA I

A CAIO, TERAPEUTA

(1)

Las tinieblas son destruidas por la luz, y especialmente, por una luz abundante: los conocimientos destruyen la ignorancia, especialmente los conocimientos amplios.

Esto lo considerarás en sentido superlativo y no privativo, enunciándolo como algo más allá de cualquier verdad, diciendo que la verdadera luz no es vista por los que la poseen y que aquella ignorancia que es según Dios, se oscurece por causa del conocimiento de las cosas; y tinieblas sobreeminentes son encubiertas por cualquier clase de luz y eclipsan todos los conocimientos.

Y si alguien, viendo a Dios, comprende aquello que ve, no es a Él mismo a Quien ve, sino alguna cosa de las que son suyas y que pueden ser conocidas por nosotros; Él mismo, sin embargo, siempre permanece por sobre la inteligencia y la sustancia, y existe más allá de la sustancia y es conocido (sólo) más allá de la mente en cuanto (existe) como negación del conocimiento y de la esencia (en cuanto es desconocido y no existe).

Y esta perfectísima ignorancia –en el recto sentido de la palabra– (constituye) la ciencia de Aquel que está más allá de todas las cosas que caen bajo (el objeto del) conocimiento.

(1) …los monjes… por ello, nuestros piadosos maestros han dado a estos hombres el nombre ya de terapeutas –o dedicados al culto–, ya de monjes… (Jerarquía Eclesiástica, VI, parte 1ª, párrafo 3º). therapeutas = monje, servidor. Vid.: Dictionnaire de Spiritualité, III, col. 271.

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